Vectores energéticos
En los últimos años con el aumento de las energías renovables ha salido a la palestra el término vector energético. Específicamente en la Unión Europea se han estudiado diferentes propuestas para estabilizar el mix energético en la medida que se va avanzando en la descarbonización de la economía.
El vector energético que más atención está acaparando es el hidrógeno, postulado como posible candidato para sustituir al gas como combustible. Multitud de asociaciones ecologistas defienden el empleo del hidrógeno por ser un combustible limpio. Sin embargo, el hidrógeno, por su carácter de vector energético, sólo puede ser considerado limpio si proviene a su vez de fuentes de energía limpias.
¿Qué es un vector energético?
Según la norma ISO 13600, un vector energético es una sustancia o un dispositivo que puede utilizarse para producir trabajo mecánico, calor o para hacer funcionar procesos químicos o físicos.
Energy carrier
: Substance or phenomenon that can be used to produce mechanical work or heat or to operate chemical or physical processes.
Son, en otras palabras, cualquier sistema o sustancia que sirva de almacenamiento de energía y que permita transformarla en energía utilizable posteriormente. Puede ser convertida para su uso, por ejemplo, en un electrodoméstico o en un vehículo.
Existen muchos vectores energéticos. Entre estos se encuentran los muelles, las baterías eléctricas, los condensadores, el aire a presión, el agua contenida en una represa, el hidrógeno y muchos otros. Su principal diferencia con las fuentes de energía primarias es que estas últimas son los recursos naturales disponibles en forma directa o indirecta que no necesitan de ninguna modificación química o física para su uso energético. Aunque algunas fuentes consideran las energías primarias como el petróleo, el gas o el carbón vectores energéticos creados de forma natural.
Actualidad de los vectores energéticos en España y su importancia en la descarbonización
Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), España espera reducir un 23% en 2030 la emisión de gases de efecto invernadero respecto a 1990. Los sectores de la economía que el gobierno prevé que reducirán más sus emisiones serán la generación eléctrica y el sector del transporte. Para lograr este objetivo, el gobierno español busca potenciar aún más la generación con energías limpias así como la introducción de nuevas tecnologías que permitan sustituir el parque automovilístico por vehículos de bajas o nulas emisiones de CO2.
Sin embargo, la introducción de más energías renovables para sustituir el mix energético, trae aparejado el problema de la intermitencia de tecnologías como la eólica y la solar. Es en ese punto donde entra a jugar un papel fundamental la utilización de vectores energéticos que permitan compensar esta inestabilidad. Permitiendo almacenar los excedentes de generación cuando haya sobreproducción y utilizando la energía almacenada cuando la producción sea inferior a la demanda.
Aunque, como se dijo, ha sonado mucho la posible utilización del hidrógeno tanto como sustituto del gas como en las pilas de hidrógeno en coches y viviendas, en España ya se utilizan otros vectores. Un ejemplo interesante son las sales fundidas utilizadas en las plantas de concentración solar y que permiten almacenar la energía en forma de calor para su utilización durante las horas de la noche. Otro método de almacenamiento de energía muy utilizado es el bombeo hacia los embalses que disponen de centrales hidroeléctricas. Estas centrales son un gran aliado de las renovables, permitiendo generar energía eléctrica cuando éstas faltan y el consumo se mantiene.